sábado, diciembre 31, 2011

No.

Lengua mordida. Boca cerrada. Párpados bajados. Oídos tapados. Tacto impedido.
No siento.
Lo siento.
Haré como si no pensara lo que pienso.
Como si no sintiese ganas de morir cada vez que mato mis deseos.
Mis deseos de ver, de hablar, de oír, de tocar, de expresar.
Pero no.
Lo siento.

Tengo que echar ese puñado de tierra y dejarlo ir. De una vez.
Para siempre.

miércoles, diciembre 28, 2011

Sin tiempo


Pierdo el tiempo imaginando lo que me ha impedido vivir la falta de tiempo.
Fue un suspiro. Lo justo para conocerle. Lo justo para pensar en él después y para llegar a este momento en el que me hago preguntas sin respuesta; en el que necesito tirar de la creatividad para dar con lo que no puede completar una memoria inexistente.
Me alegro de haberle conocido, por breve que fuese el encuentro, pero es una alegría que no está eximida de una ligera pena.
Me gustaría tener más tiempo para la próxima vez. No tener que volver a plantear ni inventar nada.
Me gustaría tanto verle y dar respuesta a tanta incertidumbre.
Siento como si hubiese estado a punto de tocar algo con la punta de los dedos que me hubiese sido arrebatado en el momento justo en el que se disipaba. Así que me quedé sola, con las manos tendidas al aire. Sentí la corriente que pasaba entre mis dedos. La misma corriente de la que él se sirve para hacer música. Me quedé ansiando el tacto y el gusto de lo que ni siquiera sé si me complace.
La falta de tiempo me ha dejado en la antesala de todo. En la embajada de las ganas.

martes, diciembre 20, 2011

En torno a la navidad de los gilipollas y las orillas del Sena


El fin de semana fue extraño. Como a mí me gusta.
Empezó agitado por el viento. Continuó bajo la constante amenaza de la lluvia, que a veces caía y a veces no.
Celebramos la navidad de los gilipollas y la cosa acabó en bacanal.
Me entró una de las habituales paranoias y llegado un punto me eché a llorar.
Demasiado complicado para explicarlo. Demasiado íntimo para exponerlo.
Un día largo para irme de Lyon.
Hoy me han dado malas noticias.
En París bromeábamos con el punto de inflexión pero, ¿y si el punto de inflexión es para peor? ¿y si no es bueno?
Últimamente veo muchos cuervos. Vienen con el frío. Esta mañana había hasta un ligero manto de nieve.
El hombre de Shakespeare&Company se murió dos días antes de poder enseñárselo a alguien a quien considero importante. A pocos metros la policía buscaba el cuerpo de alguien entre las aguas y los lodos del Sena. Entré en Notre Dame para no pensar más en la muerte pero la muerte estaba por todas partes.
Hoy me han dicho algo que ya sabía. Que estoy haciendo el tonto. Que estoy pintando monas, perdiendo el tiempo.
Estoy perdida pero, así estamos tantos...
Amapolas, no sé por qué, porque me gustan, porque cuando las arrancas se mueren, supongo que porque tienen sentido en sí mismas. Uno las admira donde están y mientras están o se despide para siempre de ellas.
Las flores son efímeras pero las amapolas son de las que más.
Estoy cansada. No quiero quejarme más.

viernes, diciembre 16, 2011

Dia de viento



Hoy no podría abrirse el paraguas por mucha falta que hiciese.
Sopla fuerte el viento.
El viento atraviesa también el fuelle de un acordeón que toca con aires parisinos.
La señorita Peces estará allá esperándome con ganas de alcoholemia, risas y terapia.
Dicen que donde suele soplar mucho el viento hay mayor número de locos y locuras. ¿Pudiera ser que a todos se nos volase un poco de razón en estos días?
Me encantaría asomarme por la ventana y ver un cerdo volando, luchando contra las corrientes de aire, que me gritase mientras agitase sus alas "todo es posible".
Gente caminando por la calle con miedo a las cosas que se caen de arriba y él soplando e insuflando vida a su bebé de metal mientras me llegan a través de los cristales los sonidos de los crujidos de las ramas de los árboles.
El viento finalmente lo borrará todo, como tanto ha borrado ya.
Corrosivo, alocado. No podrá llevarse un adiós que no se ha dicho.
Oportuno es, finalmente este viento.
Parece que uno no puede hacer más que dejarse llevar.
Luchar contra los elementos resulta insensato, adaptarse a ellos lo ideal pero nos vuelve tan locos el viento...

lunes, diciembre 12, 2011

lunes, diciembre 05, 2011

Esperar... y esperar...

Debería dejar de vivir con prisas.
Hay cosas que se hacen mejor a fuego lento.
Yo lo meto todo en una olla exprés.
Para algunas cosas me permito ser paciente.
Para mi tesis así es.
Ella va conmigo y su tiempo es el que es.
Las relaciones, van todas a lo turbo.
Rápido, entabla lazos, no vaya a ser que te vayas cuando aún sean débiles.
Pasar de conocidos a amigos en un santiamén.
Poder así echar después de menos a alguien.
Los amores, ... me basta intuir que me gusta alguien para declararme.
Ante todo mis intenciones, luego ya se verá si me gusta de verdad o no.
Las cosas no son así y nunca me va bien, y harta estoy de decir que soy muy romántica pero no tengo tiempo.
Las cosas al final, no me quedan ni a medio hacer.
Y no puedo esperar, necesito certezas que soporten incertidumbres.
Necesito un pequeño ancla que soporte la zozobra.
Quiero querer a alguien como es y que me quiera con lo que tengo y llevo conmigo.
Que aunque no esté conmigo, esté ahí, en alguna parte, pero para mí.
Prefiero ir asustando a la gente y lanzándome a piscinas sin agua que renunciar a siquiera intentar lo que en parte la falta de tiempo me impide.
Aprisa, aprisa.
Hurry up!

jueves, noviembre 24, 2011

Tengo miedo a la guerra

¿Soy una alarmista? ojalá...
Sé algo de Historia y si hay algo de lo que estoy segura es de que nos regimos por patrones. Al final, tarde o temprano, todo se repite, con matices que aportan originalidad, claro está.
Desde que el mundo es mundo ha necesitado muerte para generar vida.
Tras cada Belle Époque ha llegado el colapso. El colapso se "solucionaba" con peste, hambrunas, guerra... el superhábit de población quedaba eliminado y los que quedaban, tras alguna generación maltrecha, conseguían salir adelante.
Últimamente no cabe duda de que la guerra es una empresa. EEUU trató de mantenerse a flote con la economía de guerra, una guerra en el Golfo, otra en Irak, otra en Afganistán... se venden armas, se obtienen concesiones, se destruye un país y luego se reconstruye.
Entre las guerras más rentables a la larga para terceros están las guerras que se han desarrollado en Europa.
A veces pienso que los mercados juegan con el continente y de pronto algo ha hecho "click" en mi cabeza y me ha dado por pensar (tal vez sea una paranoia) que pudiera ser que "los mercados" o sean quienes sean quienes estén detrás, quieren provocar una guerra rentable.
Israel y Palestina... no, eso está muy visto. En el Extremo Oriente a día de hoy nadie se mete. No van a provocar nada con Korea del Norte porque China está ahí al lado... aquellas grandes guerras que después se volvieron leyendas de terror fueron las europeas.
Europa siempre fue un polvorín interesante ¿por qué no apretar las tuercas a esa olla a presión que es la Unión Europea?
Se unión por el dinero entre otras cosas, por algo era la Comunicad Económica Europea en principio, luego pensaron que aquello de "económico" sonaba un poco feo y descarado y se apeló a otras cosas que crearan una unión entre los espíritus de las gentes del "Viejo Continente", la economía no había que recordarla porque era un factor que unía ya de por sí.
Una vez creada Europa, crearon a los europeos. Yo soy una víctima de este experimento.
Aprendí idiomas, viajé por Europa, hice mi Erasmus y hasta unas prácticas en la Comisión Europea. Comencé a sentirme unida y afín a un gran número de personas de multitud de países. Sentí incluso orgullo de ser europea. Europa... era un sueño lindo... me encantaba.
Ahora se rompe, y yo la lloro, porque me tragué la parte idílica del discurso, porque si muere también muere una parte de mí.
No veo más que nacionalismos exacerbados y una unidad que se pierde. El egoísmo surge por instinto de supervivencia. La gente se cierra en sí misma y los países en banda. No entienden acaso que estamos ante un cambio global y que sólo la unión puede hacer la fuerza.
No sé si habrá guerra pero estamos volviendo a las dictaduras de la extrema derecha. Ya no puedes manifestarte, ya no puedes apelar a tus derechos laborales, las políticas se basan en la fuerza y el temor, las legislaturas en decretos de Estado. Que alguien componga un Requiem por el Estado de Bienestar.
Las clases sociales han "re-aparecido", el mundo de las ideas se ha radicalizado al tiempo que se polarizaba la sociedad en pobres y ricos. La inflación deja su marca en una moneda debilitada. Si hay guerra será una guerra civil pero a gran escala.
En todas partes la población se divide, las fracturas ideológicas recorren varios países creando grandes fallas que enemistan incluso a antiguos amigos.
Al menos la gente ha dejado de entretenerse con el circo. En este Imperio ya falta tanto pan que el circo no es suficiente para mantenernos ajenos a lo que pasa, no.
Eso sí, las generaciones más cultas y preparadas de la Historia de la Humanidad, en tanto que porcentaje de personas con preparación, no hacemos más que hablar, analizar, tratar de vislumbrar... con los brazos cruzados. Como si lo que creemos leer en nuestra bola de cristal fuese inevitable, o demasiado desagradable como para tomarlo en serio.
No sé qué pasará, pero a día de hoy tengo la impresión de que este mundo se acaba y a mí me han entrado unas ganas locas por vivir.

viernes, noviembre 18, 2011

Fuera resonaba la lluvia contra los cristales. ¡qué ambiente hostil aguardaba tras la persiana!
-no la abras, mejor ignorarlo
sí, era tan bueno permanecer en aquella burbuja de seguridad, en aquel micro-mundo calentito, a su lado, aspirando el olor de su espalda mientras permanecía quieta arrinconada bajo un espeso edredón nórdico...
Aquello era bonito. Aquello ya pasó.

miércoles, noviembre 16, 2011

La sin razón de algunos miedos


Tomaba riesgos, porque se la pelaba todo. Porque no veía por qué darle tanta importancia a las posibilidades potenciales irrealizables (esas dejan de ser potenciales cuando no se intentan).
Había sufrido tantos rechazos, tantos reveses... en definitiva, había sobrevivido a tantos repudios que ya no los veía como un peligro real. Si todos los peligros de la vida fuesen iguales podría sentirse imbatible, casi casi inmortal.
Ahí estaba, dispuesta a todo. A darlo todo en cada intento. A no recular hasta la línea de combate. Aunque una vez ahí no tuviese armas, ni defensa, ni nada. Si la historia fenecía en esa misma línea, ahí se quedaba. Ella ya retomaría la marcha, hacia otro lugar, hacia donde apuntase su brújula, hacia donde le impulsase su hambrienta alma.
Siempre más, siempre más, con un insaciable estómago etéreo su existencia le pedía experiencias que rememorar. Su existencia le pedía vida.
No arriesgarse era la muerte y en tal continua batalla su corazón se curtía y su mente se agudizaba.
Peligros reales, peligros imaginarios, peligros mínimos, peligros mortales... era una cuestión de evaluación, sentido común y valentía.
Más de 28 años le había costado ser como era, si cambiaba sería únicamente lo necesario. Ella era su consciente obra, su consciente producto, su proyecto en constante realización. Cuestionarse era un hábito, orientarse una necesidad. El trabajo jamás acabaría.

miércoles, noviembre 02, 2011

"Si te empeñas en no dejar pasar las oportunidades te llaman loco por no asumir que nadie ni nada detiene un río


Se está hundiendo todo, hasta las fantasías, las únicas que en casos extremos aún suelen mantenerse en el aire.
La realidad, como siempre, acaba por zarandearnos tras una violenta bofetada y los cardenales perduran, fríos, ardiendo en nuestra piel resquebrajada.
El Cape Diem era una bella utopía que escondía desengaños e irresponsabilidad.
El destino era una muleta que los cojos de espíritu habían creado para amortiguar la sensación de vértigo al caer.
La ilusión era un hada mezquina que nos entretenía cubriendo nuestros ojos con velos para no buscar la verdad.
Pero la verdad de todos modos, tarde o temprano te encuentra y te da de improviso el golpe final.
No se nada contracorriente, nadie pesca en aguas bravas y mucho menos con los brazos desnudos.
El río rebosa de riquezas e impurezas, de piedras, algas, serpientes, cangrejos, peces, basura, tesoros... aunque pasen a tu lado, cuando las aguas fluviales barren con fuerza los fondos abisales, poco harás estirando tus brazos. Porque el río sigue, la vida transcurre imparable hacia la muerte, y las cosas que ansiamos ver llegar, llegarán, tal vez, cuando estiremos los brazos en tiempos de aguas mansas.
A veces, dejar pasar oportunidades no es una opción.
Se trata de evitar un despilfarro de energía.

miércoles, octubre 26, 2011

Es verde



¿Cómo me siento hoy? pues muy bien. Porque dentro de lo que cabe, dentro de mis posibilidades, de mis expectativas, y de las leyes naturales, me siento poderosa. Tengo voluntad para las cosas que realmente quiero. No hago daño a nadie cada vez que paso a la acción.
Hace tiempo que busco mi Norte, mi Norte creo que era la consciencia de control.
Hay cosas que obviamente no controlo, ni nunca controlaré, pero saber qué cosas son esas también forma parte de la consciencia de control.
Mi misión es dejarle lo menos posible a las ganas, a esa antesala del deseo del deseo, de los que no se atreven a mirar ni por la ranura de la puerta de las promesas. Los que tienen miedo, los inactivos, los apáticos, los que se quejan de vicio. Tal vez sea que no quieren lo que realmente dicen querer porque si no, ya habrían obtenido algún resultado, aunque sea conocer sus límites, eso es mucho.
No quiero ir de fundadora de sectas ni nada por el estilo, tan sólo quiero exponer lo que ahora estoy experimentando. Tengo 28 años y aun sigo conociéndome. No dejo de hacerlo. Cada día aprendo. Aprendo de cuanto oigo, veo, siento... sobre todo aprendo de mí en distintas circunstancias. Me pongo muchas veces a prueba. Muchas veces los resultados son malos, entonces compruebo mis límites, los aprendo, los incorporo y de entonces en adelante, los tengo en cuenta.
El peor enemigo de la voluntad, que es nuestra arma más poderosa, es el miedo. Al fin y al cabo la idea básica de "Greenlanter" es un compendio de ideas filosóficas sobre el miedo, la voluntad y el deseo.
El miedo socava nuestra voluntad, nos inmoviliza. Está bien tener miedo, es una herramienta que nos mantiene alejados del peligro, sin el miedo no aprenderíamos a mantenernos vivos con tanta eficiencia, pero el problema del miedo es que a veces es imaginario. No sopesamos bien los peligros porque nos falta una evaluación crítica y sincera de la realidad, tal vez porque no conocemos nuestras posibilidades, o porque no metemos en la balanza nuestras posibilidades de éxito.
Tener voluntad no es tratar de hacer cualquier cosa a cualquier precio. No tener miedo no es ser un temerario. El valiente tiene miedo, pero es un miedo sopesado, proporcionado y sobre todo controlado.
Tanta charla ¿por qué?. No lo sé, estoy que aburro a las piedras, lo sé, pero desde que he descubierto esta evidencia, mi brújula ha dejado de dar vueltas como una loca. Está quieta, bien imantada, me mantiene serena y se ha acabado la deriva que siempre sentía acechando cada oleaje de mi vida.

sábado, junio 18, 2011

Demasiado tarde


No quieres oírlo, pero te lo dices a tí misma: estás acabada.
Es demasiado tarde.
Ya de nada servirá hacer siquiera proyectos.
Nadie robó tu futuro, tú solita te lo negaste.
No sé en qué momento, qué locura te llevo a decirte que sólo querías un charco.
Un charco en el que ahogar tu vida.
Un charco en el que pudrirte con tus lamentos.
Un charco hecho a medida de tu infantil y mundano victimismo.

Y cuando por fin el lodo te llegaba a la altura de la rodilla, te diste cuenta.
¿Ahora qué?, sólo te puedes quedar a ver cómo el resto de tu cuerpo se hunde.
Seguro que desearías no haberte dado cuenta.
Ya no puedes hacer nada.
Sé consciente de que es tu culpa.
Sé consciente de lo que has hecho.
Si lloras, crecerá el charco.
Pero de todos modos, ya estás en él, y no puedes salir.
Ahógate pronto o déjate ahogar,
de todos modos, algún día lo harás.


Me doy pena, me doy asco. Parecía que lo tenía todo y me empeñé en ser un fraude.
Tal vez tenga el poder de convertir en realidad cuanto pienso. Nunca pensé bien de mí misma.
Ahora, ya no puedo hacer nada. Lo que tenía lo perdí, las oportunidades que me brindaron, las eché a perder. ¡A vivir con la culpa me toca! y no sé qué vida es esa. Si cabe la enmieda, si cabe el perdón... si seguiré hundiéndome hasta asfixiarme en mi propio desquicio. Porque ahora, aunque sienta el barro en mis piernas, ya me ata la garganta.

¿Cómo pude? ¿en qué momento?
Supongo que el mundo tendrá sus resquicios de justicia, porque yo tengo lo que me merezco.
Un futuro negro.

martes, junio 14, 2011

Me gusta

Me gusta el olor de las iglesias con esa mezcla de incienso, polvo y humedad, será porque me recuerda a mi olor favorito, el de la tierra húmeda, cuando después de días de sequía la lluvia le devuelve la vida. Me gusta el olor del césped recién cortado, su tacto también. Me gusta el aroma de algo bueno en el horno, sobre todo del pan de mi abuela. Me gusta aspirar la limpieza del jabón y de los perfúmenes con té verde.
Me gusta rasgar esponjas con mis manos, oir los crujidos de las fibras al romper, me pongo a salivar sólo de pensarlo. Me encanta oir las gotas de lluvia suaves o torrenciales contra los cristales de la ventana. Me gusta oír cómo las pisadas rompen la nieve virgen. Me gusta también cuando alguien consigue abrir un frasco y se escucha un breve y encantador "pop". Me reconforta el crepitar de la leña al fuego.
Me gusta tocar lo que cruje, como las cerdas blandas de un cepillo de pelo de niño pequeño, como el tupido de una alfombra de pelo corto. Me gusta acariciar las piedras pulidas de mármol y granito. También los cantos rodados de los ríos. Me gusta jugar con la arena fría y un poco húmeda, será porque también me gusta el sonido que hace. Me gustan los vestidos de seda fría y pesada. Me divierte jugar con el cabello rizado.
Me gusta lo salado. Las aceitunas verdes, los pistachos. Me gusta saciar la sed simplemente con agua fresca. Me gustan los platos con colores porque se come por los ojos, también me gusta jugar con la comida. Me gusta comer los donuts respetando el círculo. Me gusta echarle queso a casi todo. Necesito comer unos cuadraditos de chocolate después de la cena. No suelo repetir el modo de tomar café. El sabor a óxido de la sangre me produce sensaciones.
Me gusta la luz de la primera y la última hora del día. Me gusta cuando viajo y veo el atardecer sobre un paisaje en movimiento. Me gusta mirar a través del agua cristalina el fondo de los ríos mansos y poco profundos. Me gusta el contraste de verdes de las montañas de Asturias. El interior de monumentos religiosos con vidrieras y oscuros rincones. Me enternece ver parejas de mayores cogidos de la mano.
Me gusta que a veces cuando veo, oigo, huelo, saboreo o acaricio algo, puedo asociar alguno de los otros sentidos.
Me gusta cuando mis sentidos reviven recuerdos.
Me gusta cuando el recuerdo de las sensaciones captadas por mis sentidos da alas a mi imaginación.

domingo, mayo 01, 2011

miércoles, enero 12, 2011

EUFORIA

Vivo y respiro, no sólo existo,

porque tengo un proyecto,

desde ahora todo cuanto hago ha recobrado,

si alguna vez lo ha tenido,

un sentido.



La naturaleza nos indica cuándo no erramos,

cuándo coherentemente obramos,

nos lo dice cuerpo y mente,

simplemente,

porque sentimos bienestar.



Y no miento si digo que desde que planifico ese errar

me veo capaz de trabajar sin cesar,

de acortar los malos tiempos con la anticipación

de esa gran motivación,

que hace que todo valga la pena.



No puedo evitar tener miedo a que se evapore

cuando lo crea acariciar con los dedos

y sólo encuentre el vaho

de la exhalación onírica

de esa gran odisea con la que sueño.


Las ganas, el ímpetu, y la fuerza,
mantendrán al rebelde miedo a un lado
porque como Ulises, tenso los músculos ante lo inesperado
y extiendo las velas para cuando, a su debio tiempo,
las golpee el viento.