miércoles, septiembre 30, 2009

FELIZ

Feliz porque hoy me alegro de que todo navegue en la incertidumbre.
No tengo ni puta idea de lo que pasará dentro de un año, pero hoy doy gracias por ello.
Porque hace un año seguramente me quejaba y hoy he tenido un buen día, y ayer también, porque me actitud está cambiando y comienzo a sentir más gratitud y menos añoranza por todo lo que he tenido.
He peleado, he llorado, me he desgarrado, y ahora estoy recogiendo los frutos, me siento más realizada, me siento más en paz, porque estoy aprendiendo poquito a poco, y sin demasiados trompicones, que gracias a ese no saber qué será de nosotros lo malo no debe preocuparnos, ya se irá, y lo bueno no está ahí para siempre así que tienes que cogerlo y atesorarlo, atesorarlo con el resto de recuerdos y vivencias que te hacen sentirte orgulloso de tí mismo, de los demás, de todo; aprender y tirar pa alante.
Los mayores de 65 años son estadísticamente más felices que los treintañeros, porque han aprendido a valorar la vida, porque se mantienen jóvenes en los recuerdos de otra época y saben dar las gracias por ello. Lo hacen con buen humor, mirando hacia adelante, ese es el modo de dar las gracias, sí señor.
Hace un año yo no sabía si haría los cursos de doctorado o no, no sabía si me cogerían en las prácticas de la comisión, buscaba casa en Santander, no sabía que pasaría la nochevieja en la Felguera, ni que buscaría casa en Europa, que podría trabajar en jurisprudencia, que me ofrecerían al menos dos becas y lloraría para rechazar una, luego coger otra, no sabia que me enamoraría, no sabía que mi chico tendría que irse al otro extremo del mundo y no sabía cómo me lo tomaría, no sabía que podría entregar "a tiempo" los trabajos de la universidad pese a estar a miles de kms y haciendo otras cosas, ni que tendría que cambiar RADICALMENTE el tema de mi trabajo de investigación por otro que parece que me gusta más, no imaginaba que estaría a punto de visitar a Marta en Sevilla, que Laura viviría aventuras en México, ni que llegaría a ver a Lucia Parra viviendo en Madrid! que haría con éxito mis exámenes de antropología, que viviría en Gijón con mi hermana y por fin un pequeño Teo pelirrojo en la familia, que no es un hijo mío, sino un gato.
Sigo sin saber qué será de mi vida, pero hoy me digo ¿para qué temer el no saber si puede haber tantas sorpresas? ¿para qué gastar energía en comerme la cabeza con cosas que no pasarán? lo mejor es dejarnos guiar, confiar, hacer nuestra voluntad.
Va a ser ese el camino adecuado, quien siga sus impulsos de modo coherente logrará sentirse satisfecho, triunfará.

Hoy veo que podría estar en el camino, ¿por qué no?.

Mi futuro profesional está en el aire pero podría ser bueno, podría significar que hay más salidas de las que pienso, que en cualquier momento puedo dar un giro y cambiar en algún sentido. Bueno, algo he mejorado, hoy tengo una relativa estabilidad que me permite tener menos miedo a mis equilibrios en la cuerda floja.
Mi chico se va dirección al sol naciente, pero podríamos encontrar a otras personas que nos hagan felices, podríamos volver a vernos algún día, podrían pasar tantas cosas que cualquier segundo que me dedique a imaginar nuestro futuro juntos o separados será una pérdida de tiempo. ¿Y quién me dijo a mí que le iba a encontrar?
Todo puede pasar! hoy digo, bendita indertidumbre, que nos tienes al hilo!
Del tema salud no vamos a hablar porque sencillamente no se puede, ahí estará una de las mayores, sino la mayor incertidumbre. Digamos que lo mejor es evitar las fobias y neurosis, sobre todo no nos obsesionemos.

Es obvio, pese a todo estoy de buen humor, exsultantemente alegre, tendrá que ver que en menos de una semana viajo y veo a gente a la que quiero mucho mucho mucho muchísimo. Con incertidumbre o sin ella una cosa está clara, nunca tendremos que dejar de lado los proyectos que nos ilusionan
:)

miércoles, septiembre 02, 2009

My Adagio for Strings


Doy vueltas. No hago otra cosa, pero no orbito, no hayo el centro. No me centro. Sé que es vital para mí pero no puedo, o tal vez no quiero. Ya no sé ni lo que quiero, ¿alguna vez lo he sabido? ¿por qué entonces me he olvidado? ¿por qué llevo años diciendo lo mismo?
La noche antes de irme al Gran Ducado, hablé por teléfono con mi hermana para despedirme, justo aquel día ella había encontrado poco antes de hablar conmigo un cartón que yo había escrito y enrollado como si fuese un pergamino cuando tenía 10 años, había estado perdido por la casa durante 15 años al menos. ¿Podrá alquien creer lo que decía aquel papel? ¿lo que le pedía a Dios? yo por aquel entonces era muy creyente, a mi manera, pero creía.
Rezaba una especie de oración inventada en la que decía algo así como "haz que nosotros vivamos aventuras como las que soñamos, como las de los libros y las películas, haz que las vivamos".
Llevo pues años igual, esperando que ocurra algo, esperando a Céfiro como ya dije un día, ansiando movimiento, conocimiento, aventura. Podría pensarse que en ciertos momentos lo he conseguido pero no ha sido bastante, aún espero la gran aventura, la gran historia de mi vida, lo que de un vuelco completo y me convierta en un auténtico protagonista. No logro interesarme por lo que hago, mi mente se pasea en la añoranza de algo que no conozco y no sé si conoceré algún día.
A veces siento que se me ha quitado algo, que se me ha privado de algo, miro a mi alrededor, miro dentro de mí y no veo nada, no sé de que se trata, pero algo me falta y no sé si salir a buscarlo porque no sé de qué se trata.
De todos los personajes de Disney el que más me caló siempre fue el de La Bella, por que leía sobre cosas emocionantes y esperaba un cambio emocionante en su vida que en el fondo sabía que llegaría. Yo he pasado por varios estados que podrían haberme acercado a Don Quijote en sus locuras. Nací con demasiada facilidad para evadirme de la realidad. Pensé que podía hacer de todo durante mi infancia, pensaba en que tenía un gran destino o un gran pasado del que no me acordaba. Creía que podría hablar con los nogmos y hacerme su amiga, creía que si me quedaba mucho rato en el mar cuando iba a la playa las sirenas vendrían a por mí para convertirme en una de ellas, creía que yo podía ser un gran personaje histórico reencarnado en alguien tan mediocre como yo, creía que podía ser adoptada, proveniente de una familia con un gran secreto, creía que podía tener cualidades mágicas, creía que podía ser la virgen del Apocalipsis, creía que había un príncipe encantado en alguna parte esperando que le rescatase, creía que alguien me rescataría a mí, o que nos rescataríamos a ambos, creía que podría protagonizar un relato de viajes o una saga familiar increible, creía que se me daría el privilegio de viajar en el tiempo, creía, creía, creía. Me falta fe. Ya no soy una cría. Igual es eso lo que echo de menos, tener fe, es más fácil tirar p'alante cuando uno cree en lo que hace. ¿De dónde la saco? ¿se compra?
¿Era de verdad todo más sencillo antes de perder la inocencia?
y vuelvo a la pregunta inicial ¿por qué no me centro?
Me es tan extraño estar en mi piel...
No logro comprender por qué he pasado toda mi existencia queriendo vivir otras vidas. Debería ser feliz.