viernes, diciembre 16, 2011
Dia de viento
Hoy no podría abrirse el paraguas por mucha falta que hiciese.
Sopla fuerte el viento.
El viento atraviesa también el fuelle de un acordeón que toca con aires parisinos.
La señorita Peces estará allá esperándome con ganas de alcoholemia, risas y terapia.
Dicen que donde suele soplar mucho el viento hay mayor número de locos y locuras. ¿Pudiera ser que a todos se nos volase un poco de razón en estos días?
Me encantaría asomarme por la ventana y ver un cerdo volando, luchando contra las corrientes de aire, que me gritase mientras agitase sus alas "todo es posible".
Gente caminando por la calle con miedo a las cosas que se caen de arriba y él soplando e insuflando vida a su bebé de metal mientras me llegan a través de los cristales los sonidos de los crujidos de las ramas de los árboles.
El viento finalmente lo borrará todo, como tanto ha borrado ya.
Corrosivo, alocado. No podrá llevarse un adiós que no se ha dicho.
Oportuno es, finalmente este viento.
Parece que uno no puede hacer más que dejarse llevar.
Luchar contra los elementos resulta insensato, adaptarse a ellos lo ideal pero nos vuelve tan locos el viento...
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