Habia una vez un pueblecito del norte de Francia, pequenio y aburrido, donde nunca pasaba aparentemente nada, por lo que sus gentes se veian obligadas a prestarse a cotilleos y murmuraciones, con tal de ver pasar los dias, como veian con apatia caer la nieve en invierno, nacer las flores de marzo y deshojarse los arboles en otonio.
Aislados del mundo, los muy ilusos no se daban cuenta de que en el fondo estaban solos, rodeados de una basta campinia francesa donde solo habia vacas, enormes campos de cultivos y castillos llenos de fantasmas, gente que igualmente habia pasado con mas o menos gloria por esta monotoma vida.
Solo un atisbo de soledad se reflejaba a veces en sus acciones, cuando buscaban el apoyo insustituible de una familia en aquellos que generosos aceptaban el papel, ansiosos de lo mismo, y al mismo tiempo todos trataban de autocomvencerse de lo bien que estaban solos, y autosuficientes; ironias de ingnorante, de quien se averguenza de lo normal porque lo ve como un defecto, como una debilidad, y no quiere verse debil.
Entonces comenzaron a ocurrir cosas horribles a los ojos de cualquier sociedad humana y civilizada, pero que sin embargo estaban justificadas dadas las condiciones especiales en las que vivian aquellos seres; como el sentir les era innato se prestaron a la endogamia.
En otras situaciones tal vez jamas se hubiera fijado Fulana en Mengano, ni Mengano en Menganita, y ellos pensaban que estaban juntos por su propia voluntad. Cierto es que nadie les habia obligado a estar juntos, si nadie, cierto es, pero, acaso no puedieron verse atraidos por la necesidad? porque no reconocer que la necesidad, algo tan animal, es propio tambien de los seres humanos? porque a veces se nos olvida que somos animales.
Y yo pienso que en otras condiciones, en un pueblo mas grande, mas abierto, con mas gente, en otras situaciones, con otras necesidades... esta gente no se habria juntado. Es verdaderamente abfisiante, claustrofobico; de estar encerrados alli para siempre acabarian todos con todos, y no se dan cuenta de que a veces no son los sentimientos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario