Qué cosas

El lunes vi a un chico guapísimo, tenía un aire bohemio. Blanco de piel, castaño oscuro de pelo, ojos claros, quizás verdes. Se lió un cigarrillo en el metro y se bajó en Alfonso XIII.
Hoy he venido bastante tarde al archivo, he cogido el metro, línea 4, como siempre. En Alfonso XIII se ha subido él. El mismo aire desgarbado. Vestia una levita y pantalones vaqueros. Zapatos negros muy brillantes. Se sentó justo enfrente.
Llevaba una mochila con un trípode, "un fotógrafo" pensé. Comenzó a sacar un par de libros, se puso a leer el más grande, era sobre imangen. Cuando me levanté leí la página que tenía abierta, el título del capítulo: Los sueños pueden volverse realidad.
Me bajé en Avd. de América, como de costumbre, el chico se cambió al mismo metro que yo,me sentía tan, tan atraida que pensé en hablarle y darle mi teléfono, aunque no lo hice. Le divisé a lo lejos en el mismo andén pero no pude ir hasta ahí porque había una mujer deficiente haciendo apavientos que me impedía el paso. Todos los que esperábamos nos metimos en el vagón más cercano. Le perdí de vista. En Rep. Argentina llegué a mi destino y una valla publicitaria enorme me estaba esperando con el siguiente mensaje: Quince días en China pueden cambiar tu vida.
Tal vez ya no haya esperanzas ni remedio. Me estoy volviendo loca.