Trato radical a las musas o cómo hacer que no vuelvan nunca más

Se han ido y no vuelven. Supongo que volverán, en algún momento aparecerán, porque se dice que nunca abandonan a nadie del todo, lo único que pasa es que cada vez visitan menos a determinadas personas a las que les cogen manía, entonces esas personas comenzarán a acusar de menos momentos de lucidez de los que normalmente tenían.
Yo voy a esperarlas, pacieeeeeeeeeentemente, pero no me van a pillar desprevenida, les estaré esperando con una trampa, las atraparé y no permitiré que se vayan otra vez de paseo.
Puede parecer una solución radicial, lo sé, puede que no se les pueda atrapar, seguro que se las saben todas. Entonces no habré conseguido más que hacerlas enfadar y ya no querran volver a saber de mí nunca más, pero de algún modo tendré que demostrarles mi enfado... enfin, estudio o mejor dicho, hago como que estudio y me rallo con fricadas, cada vez soy más freak, supongo que en eso consiste la educación de postgrado... con tal de no darme asco a mí misma... espero que no pase, faltaria!
No puedo echarle la culpa a mis lecturas no literarias, tiene que haber algo más, ya no soy la misma, ya no escribo como antes y como no creo en el destino y como no creo en nada, tengo que inventarme absurdos a los que echar la culpa de todo, así de irresponsable soy!

Debí besar la piedra de Blarney (o como se llame) y no conformarme con mirarla de lejos. Había un boquete en el castillo y tenía miedo a caerme, además el hombre que sujetaba a las turistas miedosas aprovechaba para tocarles las tetas así como quien no quiere. Podía haberme comido mi vértigo y mi orgullo, podía haber besado la piedra que da el don de la palabra, no se hable más, cuando vuelva a Irlanda que me sobe si quiere que yo tengo que morrear a una piedra!
Oh musas gracias por la idea!