Me he hecho por fin a la idea, ¡Iré a Dinamarca!
Hasta ahora no me lo creía del todo. Estaba a mi bola, como si no fuese consciente de en qué consisten mis propios proyectos ¡tonta de mi!
Me voy por asuntos de trabajo. Que no se alerte nadie, que sólo me voy unos días.
La verdad es que desde el domingo, voy saboreando la idea del viaje (y del resto de mi presentación in English). Quiero regalarme el viaje a mí. Estaré con Gude, y lo disfrutaré con ella, pero bueno, es un viaje que hacemos porque "nos sale de los güevos" por así decirlo, pese al trabajo y pese a todo, es NUESTRO VIAJE.
Como aquel que hice a Sevilla en la primavera del 2010, cuando me regalé la tarde más romántica de mi vida. Puede parecer raro, pero sí, aquel momento lo pasé conmigo, queriéndome, y la verdad es que creo que debería hacerlo más a menudo.
Proyectar me hace sentir viva. Me siento tan viva como antes de ir a Asia, ese gran viaje que planeé durante tanto tiempo. A veces la espera es más dulce que el recorrido. Estar en el andén del mundo esperando que algo bueno te ocurra, es una de las cosas más deliciosas de esta vida.
Esta canción, me la dedico a mi y punto ;) como adelanto del ejercicio de auto-amor que haré en Dinamarca.
Quiero disfrutar de la compañía de mi amiga. Quiero pasearme por los canales de Copenhague. Saludar a los personajes de los cuentos tristes de Andersen y tratar de ver en ellos la sonrisa.
¿Quién me iba a decir a mí que visitaría Escandinavia? ya tengo los billetes y además pasaré por Barna y veré a mi amiga Sheila. ¿No es fortuna esta de tener amigos a los que sentir cercanos pese a la distancia?
El tiempo y el espacio no son nada, cuando existe voluntad.
El Báltico me espera. Los bosques espesos. Las coronas. El congreso. El horizonte... va conmigo a donde voy, y yo, no trato de alcanzarlo, sólo de disfrutar de las expectativas que me brinda.
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