miércoles, mayo 08, 2013

Quizás nos confundimos

Hasta hace un tiempo, lo normal era emparejarse con quien uno debía. Fuese porque lo mandaba la familia, porque lo mandaba la sociedad, o porque uno mismo era pragmático y buscaba ante todo su propio bien.
Tengo un amigo, o tal vez más de uno, que dice (dicen) que el ser humano es egoísta por naturaleza. Yo siempre trato de rebatir estas ideas, pero a menudo me cuesta. 
Volviendo a la senda del discurso, lo que quiero decir es que una mujer con suficiente aire en la cabeza, que aspirase a algo bueno para sí y pudiese despegar los pies de la mugre de la realidad, aspiraba antiguamente a encontrar una pareja, de su edad aproximadamente, que estuviese sano, que fuese bien parecido, trabajador y que le tratase bien. Hoy en día estos requisitos, ya no son forzosamente los del hombre de nuestros sueños, porque el hombre de nuestros sueños debe cubrir ante todo un único requisito: QUE NOS HAGA PERDER LA CABEZA. 
Hay tíos que no merecen en absoluto que NADIE pierda la cabeza por ellos. Hay un montón de seres egoístas, vanidosos, macarrillas, vagos, vividores, maltratadores... robando horas de pensamientos a muchísimas mujeres que se desviven por ellos. De pronto, TODOS QUEREMOS EMPAREJARNOS POR AMOR, y yo me pregunto: ¿NOS ESTAREMOS CONFUNDIENDO?. 
¿Y quién dijo que debería ser así? ¿no estaremos "siguiendo la bola" de las corrientes románticas? el romanticismo y todo cuanto le concierne debía ser una corriente/tendencia y por ello debía ser temporal, pero parece que se ha asentado en nuestra sociedad durante mucho tiempo, acomodado entre los espíritus del capricho y el individualismo, entre las orgullosas afirmaciones de "tengo derecho a", y la rotundidad de lo que cada uno siente. Hace tiempo se consideró que todo lo que viniese del corazón (en la cultura Occidental es de donde etnográficamente se dice que proceden los sentimientos) era mucho más digno y que el que actuaba con él en la mano, lo hacía con más sinceridad que el que manejaba los asuntos con la cabeza. 
Frío se convirtió en sinónimo de cerebral. La frialdad de las personas se tomó como algo despectivo. 
¿Y si todos estos prejuicios hacia el razonamiento y todo esa exaltación del sentimiento son un invento reciente? ¿y si estamos desafiando en estos tiempos modernos a la "ley de supervivencia"?, lo digo porque conozco a más de una idiota enamorada, y porque yo misma "me deshice" del mejor de los partidos "sólo" porque no sentía "lo bastante". ¿Qué demonios es lo bastante?. 
A veces tengo la sensación de que me hayan programado para dirigir los aspectos más profundos de mi vida. Supongo que le ocurrirá a todo el mundo. Estamos educados/atrapados en la normalidad normativizada. 
Quien crea que toma libre e individualmente todas sus decisiones, ignora su condición de obediente cabestro. Quien crea que "las razones del corazón" deben prevalecer por auténticas, correctas, adecuadas, sublimes cuales metas vitales... tal vez se esté confundiendo. Idealizar el amor forma también parte de esta sociedad que nos rodea, también en ello tal vez seamos cabestros, y por ello, perdamos la oportunidad de nuestras vidas que no es otra que la oportunidad de SER FELICES, con alguien a quien queramos, aunque no nos haga MORIR DE AMOR.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

ya...pero quizas porque las mujeres siempre quieren el amor loco...puede ser somos todas demasiado sonadoras y un poco tontas...baci mia bella lady Lo
lucia

Mirta Peces dijo...

Qué decirte.
No tengo claro si el romanticismo debiera acabarse. Lo que sí sé es que hoy en día somos dueños de nuestras decisiones y de nuestras vidas, por mucho que el mercado y las circunstancias digan otra cosa.
Creo que ahora somos libres de hacer un ejercicio de instrospección, analizar qué es lo que queremos y luchar para conseguirlo sabiendo que lo absoluto no existe.Siempre hay peros. Tampoco existe la perfección ni las personas que empaticen tanto hasta tal punto que pareciera que nos leen la mente.
Love you.

dijo...

No sé por qué hacemos que las cosas sean tan complicadas. Porque seguro que son naturalmente simples.