lunes, agosto 18, 2008

A silent city


Cómo puede cambiar una ciudad cuando sabemos que alguien ya no está en ella.
Podemos verla vacía, desierta.
De pronto ya no hay más gente que encontrar, sólo cruzamos fantasmas, sombras que en absoluto nos interesan.
Dejamos de fijarnos en los rostros porque sabemos que el suyo ya no estará, ya no estará, ya no estará... igualmente, ahora parece que queda más aire para vivir y respirar.

2 comentarios:

Mirta Peces dijo...

yo no creo que quede más aire que respirar, anzi, yo creo que queda menos..el saber que no le verás más te puede crear un nudo en el estómago k te impida respirar..así que, bella, no hay más aire, hay menos jaja
mi amiga bea dice siempre: "sonrie porque sucedió", no sé si sirve pero es bonito

dijo...

si bueno, es como lo de "somos afortunadas" jaja
pues yo opino que hay más aire, una persona menos que respira por mis lares jaja esto suena muy mal, y el nudo en el estómago se producía a veces cuando pasaba ante determinadas esquinas, ante la posibilidad de verle. Ahora como sé que no le veré más, ha llegado, creo, la tranquilidad.