Historia de una ida y una vuelta de una visita y de dos turistas
Va siendo la época del Oficiality's Concert, más conocido como El Conciertazu de la Oficialidá, ya que debo ser la única elementa que lo llama así. Tengo la certeza de que iré pero no tengo aún muy claro de con quién.
Después de unos rebeses previstos y unos derechazos imprevistos (y yo me entiendo) fui. Por suerte hubo una certeza en todo el finde, la Marta venía.
Una eternidad en la estación de Alsas debido a ciertas confusiones con los horarios y la Marta ya estaba en el Norte. El balance del finde con ella fue muy bueno, pero con su afán de querer eclipsar al sol, se lo llevó y a día de hoy, aunque hace horas que se ha ido, Don Lorenzo aún no a vuelto, será que no se quiere creer del todo que ya no está aquí y le tiene miedo.
Marta, que como tiene raíces dispersas se presta a distintas presentaciones, era sevillana, madrileña o italiana según tuviera que ser presentada a uno u otros. Ya lo dice Risto, somos productos y tenemos que vendernos. Pero, por mucho que quisimos vendernos, no pudimos convencer a ningún buen mozo de izquierdas de que somos un pedazo de carne. ¡Pa una vez que lo queremos ser!
La conclusión es que en estos eventos en los que hay causas mayores y más fuertes, nadie ni nada puede desviar la atención de las fuerzas mayores que tienen a todos y todas tan implicados. Así pues, acabamos por implicarnos tanto, tanto, tanto que hicimos que la sidra corriera como ríos amarillos por nuestras venas.
Un ataque de hipo y una indigestión de atún podre del Más y Más, que por cierto es un supermercado andaluz, acabó por frenarnos y dejamos de incordar a un recién colega punki para que fuese nuestro "esclavo escanciador".
El mear no era fácil, puede que por eso la sidra acabara por montar tanto a la cabeza. Los baños daban asco, ¡qué digo! ¡Puto asco! y no había más remedio que recorrer el recinto ferial en busca de algún rincón oscuro y acogedor. El inconventiente era que dos seguratas se dedicaron toda la noche de perseguir a los meones y meonas incluso con focos, como si fuesen "voyeurs" camuflados de inocentes acomodadores de cine.
Un peazo pizza acabó con el hipo y la abstinencia con la indigestión de atún. Andamos y andamos hasta el bus porque el guarda de la puerta ya había dicho que a aquellas horas no ponía cuño, que estampaba hostias en la mano con un garrote. Mejor no volver :S
De todos modos no debimos perdernos tanto, sólo nos fuimos cuando los hombres comenzaban a quitarse las camisas y cuando no podía contarse ni un sobrio entre todo el follón. Naaaaaaaada que mereciera la pena.
El domingo fue un día de... de comer como cerdas! como guarras! como sucias! de fartar ensín parar! somos un par de goches!
Porque empezamos desayunando fuerte... esto... café con suspiros de pajares, con pizza a la boloñesa y pizza barbacoa... dimos una vueltina pa bajar el desayuno y sin quererlo "ni comerlo" surgió el aperitivo... luego ya nos plantamos casi de improvisao en Luanco y ¡más que comimos!
Pronto llegó la noche y la hora de cenar, menos mal que no merendamos porque claro, acabando a las cinco y pico de comer... aunque no saltaron unas cervecuques en el Lavaeru. Hemos perdido la figura que nunca del todo conseguimos pero coño! es que ahora estamos más lejos!
No sé si fue en parte pa compensar tanto exceso de kalorías o qué pero al día siguiente nos fuimos a Oviedo y lo pateamos pero bien!
Si alguien invita alguna vez a alguien a estes tierres tiene que saber que es más fácil de enseñar Oviedo que Gijón, pero con un cacho.
Intenté hacer la visita lo más cultural posible pero solo me salían chismes y cotilleos jeje será inevitable e intrínseco a mí misma.
martes, abril 29, 2008
jueves, abril 24, 2008
Anhelos.
martes, abril 22, 2008
Se secó la tinta
Quiso imprimir toda su vida con tinta, dejar constancia de cuanto hizo y cuanto soñó, en palabras.
Absorvió otras tantas ideas de los libros, que le llevaron a confundir su vida con la de otros, con la de las personas que existían o fueron, con la de los personajes que nunca se materializaron más allá de la mente donde fueron creados.
La tinta, el papel impreso, los versos escritos, las letras, las palabras, las páginas, los libros, tejieron en torno a ella arroyos de historias propias y ajenas hechas propias, que pretendían escapar del olvido.
Vació su mente sobre folios y folios para preservarla del tiempo, para preservarla de su propio olvido. Y empezó a olvidar.
La seguridad que el papel le daba hizo que por sí misma ya no fuese capaz de acordarse de más.
Un día ocurrió una desgracia. La vieja madera de la ventana de su cuarto cedió ante las corrientes de viento y ésta se abrió con gran estruendo. Los escritos salieron volando por la ventana. El cielo se llenó de hojas blancas semejantes a palomas y por un instante taparon el sol.
El sol no volvería a brillar para aquel alma temerosa de la muerte y el olvido. Aquel alma que pretendió preservar todo lo suyo en algo tan endeble como el papel, tan corrosibo como la tinta.
Corrió en busca de aquellas hojas, portadoras de cuanto conocía pero la persecución fue en vano. Lejos las conducía el viento, nunca más las vería así como nunca jamás recordaría cuánto había hecho a lo largo de su vida.
Cuando volvió a casa solo pudo hacerse con retales de cuanto había poseído, girones de pequeñas historias, recortes de pensamientos, borrones de fantasías y sueños incumplidos.
Trató de vaciar su mente sobre nuevos papeles en blanco, pero ya estaba vacía porque no había guardado nada en ella. Se tumbó desnuda y acalorada por la febril locura que la había invadido. Leyó y releyó una y otra vez aquellos escasos papeles rotos y maltratados por el viento que no habían conseguido echar a volar con los otros. Intentaba anclar su mente en algún momento, en alguna frase para luego poder continuar sóla y rescatar algo más.
Lloró tanto, releyó tantas veces aquellos mismos restos, que se le secaron los ojos y ya no pudo llorar más. Su pluma seguía inmóvil, no había uso que darle. Pronto se secó la tinta esperando ser usada y ella, inundada por la deshazón, fue incapaz de inventar nada... su sangre también se secó.
Halláronla muerta, tumbada en la cama, rodeada por papeles muchos con caligrafía ininteligible. Solo algunos sabían de quien se trataba, la mayoría apenas sabían algo de ella. Siempre había sido tan reserbada... si tan sólo hubiese dejado que otros la leyesen, si alguna vez hubiese compartido algo con los demás, aquel violento viento de aquel día no se habría llevado en absoluto su persona.
Absorvió otras tantas ideas de los libros, que le llevaron a confundir su vida con la de otros, con la de las personas que existían o fueron, con la de los personajes que nunca se materializaron más allá de la mente donde fueron creados.
La tinta, el papel impreso, los versos escritos, las letras, las palabras, las páginas, los libros, tejieron en torno a ella arroyos de historias propias y ajenas hechas propias, que pretendían escapar del olvido.
Vació su mente sobre folios y folios para preservarla del tiempo, para preservarla de su propio olvido. Y empezó a olvidar.
La seguridad que el papel le daba hizo que por sí misma ya no fuese capaz de acordarse de más.
Un día ocurrió una desgracia. La vieja madera de la ventana de su cuarto cedió ante las corrientes de viento y ésta se abrió con gran estruendo. Los escritos salieron volando por la ventana. El cielo se llenó de hojas blancas semejantes a palomas y por un instante taparon el sol.
El sol no volvería a brillar para aquel alma temerosa de la muerte y el olvido. Aquel alma que pretendió preservar todo lo suyo en algo tan endeble como el papel, tan corrosibo como la tinta.
Corrió en busca de aquellas hojas, portadoras de cuanto conocía pero la persecución fue en vano. Lejos las conducía el viento, nunca más las vería así como nunca jamás recordaría cuánto había hecho a lo largo de su vida.
Cuando volvió a casa solo pudo hacerse con retales de cuanto había poseído, girones de pequeñas historias, recortes de pensamientos, borrones de fantasías y sueños incumplidos.
Trató de vaciar su mente sobre nuevos papeles en blanco, pero ya estaba vacía porque no había guardado nada en ella. Se tumbó desnuda y acalorada por la febril locura que la había invadido. Leyó y releyó una y otra vez aquellos escasos papeles rotos y maltratados por el viento que no habían conseguido echar a volar con los otros. Intentaba anclar su mente en algún momento, en alguna frase para luego poder continuar sóla y rescatar algo más.
Lloró tanto, releyó tantas veces aquellos mismos restos, que se le secaron los ojos y ya no pudo llorar más. Su pluma seguía inmóvil, no había uso que darle. Pronto se secó la tinta esperando ser usada y ella, inundada por la deshazón, fue incapaz de inventar nada... su sangre también se secó.
Halláronla muerta, tumbada en la cama, rodeada por papeles muchos con caligrafía ininteligible. Solo algunos sabían de quien se trataba, la mayoría apenas sabían algo de ella. Siempre había sido tan reserbada... si tan sólo hubiese dejado que otros la leyesen, si alguna vez hubiese compartido algo con los demás, aquel violento viento de aquel día no se habría llevado en absoluto su persona.
Podríamos darle un final más feliz.
El viento llevó sus hojas y cuadernos a un lugar en el que vivían muchos niños que jamás habían conocido un cuento porque sus padres empleaban todo su tiempo en ir al trabajo y atenderles como podían; así estos niños crecen felices con las historias de aquella mujer que no se sabe siquiera si alguna vez realmente existió. ¿Qué tal si se llamase por ejemplo, Mari Castaña? jajaja
lunes, abril 21, 2008
MI INCURSIÓN EN EL MUNDO FINANCIERO O ESA CASA DE PUTAS.
Escribo con letras doradas por resultar más apropiadas, aunque lo mismo me daría el verde del famoso dólar o aun mejor el morado de los desconocidos billetes de 500 euros...
Me he hecho una ronda de bancos, he descubierto lo que es el TAE, ignorante de mí! me han explicado las ventajas de los plazos fijos, el mundillos de las tarjetas de crédito y débito se ha abierto ante mí y por un momento me he creido engullida en él, daba vértigo.
La conclusión a la que he llegado es que el dinero NO crece en los árboles, ya lo sabía pero necesitaba que me explicasen bien el chanchullo pa creérmelo del todo.
Señores, señoras, señoritas, sarasas y demás, con mis debidos respetos les diré que nuestro dinero no es nuestro y que vayamos donde vayamos con nuestros ahorros, no importan donde domiciliemos nuestras nóminas (para aquellos que la tienen ya que algunos como yo tardaremos unos 10 años en tenerla), dará lo mismo, habrá mil maneras diferentes y contradictorias que desembocarán en un mismo fin, quitarnos nuestro dinero, hacernos perder el tiempo y hacernos quedar como ilusos, pero ahí no se queda todo, aunque bajemos de la parra donde estamos subidos, no nos quedará más remedio que rendirnos a los bancos, a las cajas de ahorros, a Hacienda... el tinglao ya estaba montado y es imposible salir de él, visto que la alternativa es guardar el dinero en un calcetín o debajo del colchón, eso ya esta muy visto y no es que saliera mejor!!
El sistema nos ha engullido y a veces preferiría no darme cuenta de ello por la sensación de impotencia y gilipollez que te causa.
Me he hecho una ronda de bancos, he descubierto lo que es el TAE, ignorante de mí! me han explicado las ventajas de los plazos fijos, el mundillos de las tarjetas de crédito y débito se ha abierto ante mí y por un momento me he creido engullida en él, daba vértigo.
La conclusión a la que he llegado es que el dinero NO crece en los árboles, ya lo sabía pero necesitaba que me explicasen bien el chanchullo pa creérmelo del todo.
Señores, señoras, señoritas, sarasas y demás, con mis debidos respetos les diré que nuestro dinero no es nuestro y que vayamos donde vayamos con nuestros ahorros, no importan donde domiciliemos nuestras nóminas (para aquellos que la tienen ya que algunos como yo tardaremos unos 10 años en tenerla), dará lo mismo, habrá mil maneras diferentes y contradictorias que desembocarán en un mismo fin, quitarnos nuestro dinero, hacernos perder el tiempo y hacernos quedar como ilusos, pero ahí no se queda todo, aunque bajemos de la parra donde estamos subidos, no nos quedará más remedio que rendirnos a los bancos, a las cajas de ahorros, a Hacienda... el tinglao ya estaba montado y es imposible salir de él, visto que la alternativa es guardar el dinero en un calcetín o debajo del colchón, eso ya esta muy visto y no es que saliera mejor!!
El sistema nos ha engullido y a veces preferiría no darme cuenta de ello por la sensación de impotencia y gilipollez que te causa.
sábado, abril 19, 2008
Nadie nos lo dijo
Nadie nos dijo lo que podía ser de nuestras vidas. Aun así, la ingenuidad nos hizo felices. Nos hizo felices el simplemente no pensar en lo que sería de nosotros.
Lo grave es que apenas puedo recordar qué era en lo que quería convertirme cuando fuese mayor. Cambiaba continuamente de idea. En ese aspecto, sigo siendo la misma.
Ahora, que ya puedo considerarme mayor, pese a faltarme muchas veces la madurez que me gustaría tener, me pregunto si aquella niña que fui estaría hoy orgullosa de la mujer que hoy soy. No me gustaría decepcionarla pero no sé si lo haría. De todos modos, ya no puedo despertarla, sólo me puedo aterrar a mí misma pensando en lo que he hecho con mi vida, qué podía haber hecho, qué me queda por hacer y qué es lo que está al alcance de mi mano y no sólo allende las nubes donde me portan las alas que sólo se ven con la mente.
Mi mayor miedo es que un día esa niña me llame desde el interior con su débil voz y me pida explicaciones, me reclame el tiempo perdido, me culpe de las desilusiones, me recrimine lo que he hecho con ella. La siento como una hija, a la que por diferencia de edad no acabo de comprender, pero a la que ante todo quiero inspirar orgullo.
Cómo temo a esa niña...
Lo grave es que apenas puedo recordar qué era en lo que quería convertirme cuando fuese mayor. Cambiaba continuamente de idea. En ese aspecto, sigo siendo la misma.
Ahora, que ya puedo considerarme mayor, pese a faltarme muchas veces la madurez que me gustaría tener, me pregunto si aquella niña que fui estaría hoy orgullosa de la mujer que hoy soy. No me gustaría decepcionarla pero no sé si lo haría. De todos modos, ya no puedo despertarla, sólo me puedo aterrar a mí misma pensando en lo que he hecho con mi vida, qué podía haber hecho, qué me queda por hacer y qué es lo que está al alcance de mi mano y no sólo allende las nubes donde me portan las alas que sólo se ven con la mente.
Mi mayor miedo es que un día esa niña me llame desde el interior con su débil voz y me pida explicaciones, me reclame el tiempo perdido, me culpe de las desilusiones, me recrimine lo que he hecho con ella. La siento como una hija, a la que por diferencia de edad no acabo de comprender, pero a la que ante todo quiero inspirar orgullo.
Cómo temo a esa niña...
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