martes, abril 10, 2007

Brindemos por las ojeras de mañana!

Dejo puestos estos delirios que no sé muy bien a qué vienen. Supongo que porque últimamente mi vida viene a ser un poco esto, mis estudios, algunos comentarios (siempre lo digo, que me río varias veces a diario), dormir, comer, cagar, ver la tele y poco más.
Yo no sé si seré buena en lo que hago, en lo que pretenda hacer si es éste más o menos el camino que sigo, pero eso espero porque alguien externo a mí podría decir que no tengo vida. Fijaos si no vivo que he empezado a vivir lo que los personajes de mis libros y sus inquietudes son ahora las mías. Tan triste me parece esto que no sé como estoy encontrando el valor para ponerlo, supongo que es porque me está venciendo la batalla el sueño y es mi subconsciente el que hace que mis dedos tecleen.
Tenemos el ejemplo de Don Quijote, muy ilustre y todo eso, pero loco de remate, no quiero seguir su sendero.
Atrapada por labores y obligaciones, preocupandome por lo ajeno cuando huir de mí misma quiero. Imaginandome "vidas paralelas", fantasmas que me recuerdan que ya tengo una y descuidada en esta tierra.
A veces pienso que ójala, por una vez, dejara de pensar en lo que podría ser, o en lo que pudo ser, para ponerme manos a la obra con lo que puedo hacer. Pero siempre recaemos en lo gratis, con su flamante letrero de fórmula fácil, y esto, bien lo es.
Y ¿qué es lo que me quita el sueño? ¿qué es lo que a veces, por mis comentarios, me hace parecer infeliz aunque no lo sea? Es mi faceta de "strongwoman", ese no poder llorar en público ni reflejar cuanto en verdad me inquieta, muchas veces por no querer molestar, o porque a nadie más en verdad importa, o porque nada es en comparación a otras cosas que a este mundo asolan, o porque sacarlo a la luz, aunque no sea para tanto, me cause gran dolor por haberlo tenido encerrado tanto tiempo. Como cuando después de vivir largo tiempo en la oscuridad, de pronto alguien aparece para rescatarte con un brillante foco que te hace llorar sangre a causa del dolor. La falta de costumbre, es mejor la progresión.
Ahora me preocupan tantas, tantas cosas... y a veces cuando hablar de ellas quiero, recuerdo entre escalofríos un pasado a retales de mi vida recuperado, a otros más grandes olvidado. Cuando siendo niña debí ocultar mis inquietudes para dejar de ser un bicho raro. Cuando tuve que limar mi vocabulario. Cuando tuve que leer la puta "Superpop" como las demás niñas, aunque me tirase del nabo porque tenía que ser cool para tener amigas, para ser aceptada. Por todo eso dejé de lado las cosas que me inquietaban. Dejé mis lecturas, mis tontas escrituras pero que tanto me gustaban. Dejé de tocar temas que al resto no agradaran. Ahora puedo hablar con mucha más gente de muchas más cosas, pero siempre me guardo buena parte, por miedo a volver a ser "un bicho raro", y al mismo tiempo me digo que ¡qué demonios! ¡a buen seguro que todos nos hemos sentido así en el instituto! ¿Tengo yo derechos entonces para darme tanta importancia? ¿Acaso ahora no merezco menos derecho por presuntuosa?
En definitiva, la madeja se irá deshaciendo sola, ya está libre el hilo.

1 comentario:

mery dijo...

cadaunoes un bicho raro...sé ue lo so, he seiempre estado rara y difeente...sé lo que dices..lo he pasado yo tb!pero bueno, vienes en italia!me gusta lo que piensas y me gusta como lo cuentas, me gusta ta manera de ser...y me gusta llorar contigo si necesita!acuerdas?hay fotos que lo prueban!
te quieroooo!!
un otro bicho raro (mery)